Bamboo!

Xinping. Tampoco es que esté mal pero igual que Yangshuo es ligeramente decepionante. Hordas de turistas chinos haciéndose fotos en el mirador del billete de 20 yuan, una vieja que me persigue durante cinco minutos de reloj intentando venderme un paseo por el río en balsa de bambú (bamboo! bamboo!) y yo muy respetuoso que no, xiexie y finalmente me enfado y le digo muy despacio if you say bamboo once more I’m gonna lose my fucking mind y no habla inglés pero entiende el tono y se larga, cafeterías con wifi y tiendas de souvenirs, y el paisaje es glorioso pero está rodeado de hormigón y falsedad turística y vendedores que gritan en muelles aún en construcción, nada de pescadores nada de realidad (y de hecho es posible que haya un verdadero pueblo pesquero al otro lado de la montaña, Yucun, pero no tengo tiempo de comprobarlo porque he de salir mañana haia Kunming y hacia la esperanza y el amor, y además aún me dura la resaca de Nochebuena y no estoy para montañas).

Saliendo de Yangshuo me encontré con Arthur, con su habitual sombrero y su habitual alegría cansada. Dijo que que todos iban a ir a comer a Echo Cafe para despedirse de la gente de Nanning, pero yo quería venir aquí como un condenado turista y de todas formas vuelven en tren y no puedo sacarles un viaje gratis. Mañana autoestop a Nanning, hoy quizá pasar por Echo a decir adiós y tomarme una última cerveza. Sería lo correcto, pero soy un eremita insociable que solo quiere volver a Sudder Street y leer el Tao Te Ching junto al fuego. Necesito a Sej aquí para que me haga hablar con gente y comer tres veces al día y estar alegre y sociable en vez de simplemente sentarme a la orilla del río a pensar sobre el wu-wei, la inacción creativa, rocas kársticas y viento frío y el Tío Viejo susurrando en mi oído a través del tiempo.

Pero el viejo Lao es sabio, y hay recovecos del Li en los que aún no han nivelado los árboles, y estar con tantos expatriados occidentales juntos requiere paciencia.  Así que, en vez de charlar sobre cualquier cosa y controlarme para no apuñalar mi presupuesto con otra cerveza, observo el río con mis pies descalzos hundidos en el barro y no hago nada mientras todo se hace por si mismo.

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