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Arjun

Un tintineo metálico se oye a lo lejos mientras leo a la sombra de un arco junto al lago. Levanto la vista y allí a lo lejos, caminando por el ghat, veo al niño de la calle al que Shush puso sobre una carroza el pasado Shivaratri. Aún hoy, un año después, lleva el disfraz puesto, ni un detalle faltante salvo la pintura azul sobre la piel, y las marcas del tiempo y el uso continuo.

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Jim de Canadá

Jim de Canadá dice, sentado en el falafel wallah del mercado de Pushkar, que el peor error del hombre occidental es no dar importancia a la familia. Hablamos de periodismo, me cuenta que su mujer le ha salvado innumerables veces, me pregunta sobre mis planes, y en medio de todo ello suelta esta frase:

“Las relaciones son como un post-it. Cuanto más lo despegas, más difícil es pegarlo a la nevera otra vez”.

Y cosas siguen ocurriendo en India…

Kumbh Mela: el festival de la urna justa

Según la leyenda, los Devas (seres celestes que representan la luz) fueron privados de su poder tras haber cometido una injusticia. Sus archienemigos, los Asuras (entes divinos del inframundo), aprovecharon la oportunidad para arrebatarles el control del universo. Con el fin de recobrar su fuerza los Devas pidieron consejo a Brahma y Shiva, quienes les dirigieron a Vishnu. Éste les recomendó batir el Ksira Sagara, el océano primordial de leche, para conseguir así el néctar de la inmortalidad, amrita, el cual les devolvería el poder perdido.

Para obtener el amrita los Devas tuvieron que declarar una tregua con los Asuras y trabajar juntos con la promesa de compartir los beneficios a partes iguales. Sin embargo, cuando la urna (kumbh) de amrita surgió de las aguas se inició una batalla. Durante doce días y doce noches, los Devas y los Asuras lucharon en los cielo por la vasija de amrita. Durante la batalla Vishnu huyó con el néctar, derramando gotas en cuatro lugares: Allahabad, Haridwar, Ujjain, y Nashik.

Kumbh Mela Nashik 2015

El Kumbh Mela es una masiva peregrinación religiosa en la que los hindúes se reúnen para bañarse en un río sagrado. Es considerada la mayor reunión pacífica de todo el mundo (se estima que más de 100 millones de personas acudieron al Maha Kumbh Mela de 2013 en Allahabad), y se celebra cada tres años en uno de los cuatro lugares en los que según el mito cayeron gotas de amrita, por lo que cada una de las ciudades sagradas alberga el festival una vez cada doce años.

Kumbh Mela Nashik 2015

El principal evento es el baño ritual en el río (el Ganges, el Godavari, el Kshipra o Sangam, según la ciudad en la que se celebre), que según la creencia lava los pecados. Otras actividades incluyen procesiones, debates religiosos, canciones, comedores para ascetas y pobres, y asambleas religiosas en las que las doctrinas son debatidas y estandarizadas. Al ser el más sagrado de todos los festivales hindúes, miles de ascetas y hombres santos lo visitan. Los sadhus visten túnicas de color azafrán y esparcen ceniza sobre su piel en honor a Shiva. Algunos, como los naga sanyasis, no visten más que un pequeño taparrabos como muestra de su renuncia al mundo material.

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¿Dónde están las vacas?

¿Qué tiene India? Aquí estoy sentado en el tejado de una pagoda sobre los restos de lo que una vez fue una de las ciudades más míticas del mundo, el sol alzándose y los empezando su largo día de arado, y qué no daría por estar de vuelta allí.

No se trata de monumentos o cultura, de los que hay de sobra. La India que echo de menos es una sensación. Esa pereza shanti a través de la que los días se deslizan dulcemente, esa actitud de todo va a salir bien y si tienes un problema tómatelo con calma y ven a beber chai y ya lo solucionaremos mañana. Saddhus y mendigos, peleas con rickshaw wallahs, sonrisas de niños de pueblo, regateo eterno, místicos observando tu alma y vendedores callejeros curioseando en tu cartera, palak paneer, surrealismo, aventura o tranquilidad o sorpresa tras cada esquina, colores que no son de este mundo y los Niños Perdidos de la tierra vagando alrededor con beatíficas sonrisas colocadas de dicha esculpidas en sus caras por… simplemente por India, la tierra de Amor y Odio, de Creación y Destrucción, paz y saqueo y sus días suaves que pasan sin nunca aburrirte o agobiarte.

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10 razones para enamorarse de India

Que es el yang o contraparte de 10 razones para odiar India.

  1. La gente
Holi, Mumbai
Un joven celebra el festival de Holi en el barrio de chabolas de Dharavi, Mumbai

Son intensos y te pueden parecer raros como perros verdes. Bienvenido a India, donde nunca te irás a la cama sin una nueva historia que contar. Donde siempre pasa algo nuevo y extraño. Donde hay una aventura detrás de cada esquina. Donde puedes comer gratis en el templo sin que nadie trate de salvarte de las llamas del infierno. Donde gente de cualquier casta o religión te invita a tomar té y quiere aprender de tu experiencia y es capaz de hacer por ti lo impensable si te consideran su amigo.

Cuando te hayas ido de India y hables de ella a tus amigos, te preguntarán cómo pudo gustarte un sitio tan agobiante y caótico. Pero tu estás recordando a esos lunáticos maravillosos. Y estás sonriendo.

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10 razones para odiar India

Cuando preguntes, algunas personas te dirán que India es el paraíso en la tierra, el lugar más pacífico y místico del orbe. Otros te advertirán de que es el peor círculo del infierno, tan jodido que Dante no tuvo huevos para nombrarlo siquiera. La mayoría, sin embargo, especialmente aquellos que han pasado tiempo allí, te dirán que India es una constante relación de amor/odio.

(Aquí está la otra cara de la moneda).

  1. La gente

Dadar, Mumbai

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Y a todo lo demás también

Su cabeza se balancea de izquierda a derecha y de nuevo a la izquierda, toda la parte superior del cuerpo acompañando el movimiento hipnótico. Aunque no hay luna esta noche, la luz de la luna ilumina el claro, el círculo casi perfecto en medio de la antigua montaña, el silbido suave y sorprendentemente poco amenazador, sí, ella silba suavemente mientras baila sobre la roca en el centro del claro, su silbido profundo y antiguo como la montaña, la mitad inferior del cuerpo enroscado y la superior alzada y acompañando la danza de la cabeza, los depósitos de veneno del capuchón abiertos en toda su gloria, y mira plácidamente a la apertura por la que he llegado al claro. No provoca una sensación amenazadora, pero aún así estoy paralizado. Porque tras perderme inexplicablemente en la montaña a media noche y sin linterna he llegado a un claro imposible y en su centro baila para mí una cobra india.

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Los niños del arcoíris

La gente del desierto no habla inglés, y nos preguntan: ¿por qué son tan blancos? Y les decimos que la gente blanca vive en una pecera, nunca salen afuera, siempre adentro.

La terraza de un café por la noche.  Tenues luces de colores, mantras en los altavoces, humo en el aire. En la mesa de al lado unas inglesas juegan con pintura de dedo. Más allá un grupo de alemanes fuma hierba. Todos alegres y relajados, sin preocupación ni responsabilidades, en una burbuja de shanti y seguridad en medio de un país tercermundista. Una guardería para los niños del arcoíris. Con sus ropas hippies y sus libros místicos y sus cursos de yoga, todos predicando su gran revelación, todos pasando meses en India y vuelven a casa y eh, he estado en India, pero ¿has estado en India, en la verdadera India de caos y sonrisas y violencia brutal y canciones estridentes emanando de los templos? ¿O solo en la reserva protegida de Hampi, de Pushkar, de Rishikesh, donde nadie se atreve a atacar a la mina de oro, a los ingenuos niños occidentales con bolsillos repletos y almas sedientas? Creyendo tener todas las soluciones para India y para el mundo sin haber experimentado nunca India o el mundo. Creen que han visto hambre, que han visto pobreza, porque un par de veces a los extremos de la reserva o en autobuses entre una zona protegida y otra vieron algo que no debería estar allí. Algo que pareció único y horrible y la auténtica India.

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Hampi: demoler el patrimonio para salvar el patrimonio

El 29 de julio de 2011 el bazar de Hampi despertó para encontrarse con 120 policías y seis bulldozers dispuestos a echar abajo sus hogares y sus negocios. Cientos de personas se congregaron allí para protestar. Los representantes locales que intentaron mediar fueron detenidos o amenazados. La resistencia fue inútil. En unas pocas horas, décadas de trabajo duro fueron reducidas a escombros. Entre 240 y 320 familias perdieron sus casas y su forma de sustento. Ahora, cuatro años después, la historia está a punto de repetirse al otro lado del río.

Arrozales en la isla de Virupapur Gaddi con el templo de Virupashka al fondo
Arrozales en la isla de Virupapur Gaddi con el templo de Virupashka al fondo

En 1986 cincuenta y ocho de los más de quinientos monumentos de Hampi, en el estado indio de Karnataka, fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y en 1999, debido a la construcción de dos puentes en la zona, fueron incluidos en la lista de Patrimonio en Peligro. Esta decisión de la UNESCO forzó al gobierno de India, signatario de la Convención Mundial de Patrimonio de 1973 y que hasta el momento no había movido un dedo para regular el área, a crear un plan para Hampi.

Su respuesta fue la HWHAMA (Autoridad de Gestión del Área de Patrimonio Mundial de Hampi, siglas en inglés), una institución creada en 2002 para la conservación de los monumentos de Hampi con autoridad total sobre todos los aspectos de planificación en el área. La HWHAMA, formada por burócratas del distrito y dirigida por el subcomisario de Bellary, no tiene representación de los panchayat (asambleas locales) de ninguno de los pueblos de la zona a los que niega el derecho a gestionar sus propios territorios. Además puede vetar sus acuerdos de comercio, lo cual es ilegal de acuerdo a la Constitución de India y a la Enmienda 73. La potestad de la HWHAMA sobre el desarrollo local que normalmente pertenece a los panchayat también viola la Constitución (artículo 243G) y la Panchayati Raj de 1973 del estado de Karnataka.

El problema de Hampi y su diferencia con otras Áreas de Patrimonio Mundial es que es lo que se denomina un Área “viva”: los 236 kilómetros cuadrados de monumentos históricos y naturales incluyen 28 pueblos y un asentamiento urbano (Kamalapura) que abergan un total de 59.941 habitantes según el censo de 2001. El núcleo del Área de Patrimonio, que concentra la mayoría de los restos históricos, ocupa un 17% del terreno total pero alberga aproximadamente un 40% de la población. Debido al marcado incremento en visitantes, esta zona núcleo ha empezado a evolucionar a pasos agigantados desde una economía rural tradicional hacia una economía de mercado basada en servicios y actividades turísticas. La concentración de población y actividades turísticas en la zona más sensible ha causado desarrollo incontrolado, migración urbana, cambios en la forma de vida de los habitantes, fragmentación de la estructura social y, sobre todo, graves conflictos entre conservación y turismo, por un lado, y necesidades de desarrollo por otro.

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